Revolución
verde
La
revolución verde consistió en la siembra de variedades mejoradas de maíz, trigo
y otros granos, cultivando una sola especie en un terreno durante todo el
año (monocultivo), y la aplicación de grandes cantidades de agua, fertilizantes
y plaguicidas. Con estas variedades y procedimientos, se percibe que la
producción es mayor a la obtenida con las técnicas y variedades tradicionales
de cultivo. No obstante, ambas técnicas pueden ser igualmente eficientes con un
buen manejo, y esta revolución trajo consigo el deterioro de la vida en el
suelo de los campos de cultivo.
¿CUANDO Y DONDE?
Es la denominación usada internacionalmente
para describir el importante incremento de la productividad agrícola y por
tanto de alimentos entre 1960 y 1980 en Estados Unidos y
extendida después por numerosos países.
¿QUIEN FUE SU INICIADOR? Y ¿QUE
RAZONES TUVO?
Fue iniciada
por el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaos con ayuda de
organizaciones agrícolas internacionales, quien durante años se dedicó a
realizar cruces selectivos de plantas de maíz, arroz y trigo en países en
vías de desarrollo, hasta obtener las más productivas. La motivación de Borlaos
fue la baja producción agrícola con los métodos tradicionales en contraste con
las perspectivas optimistas de la revolución verde con respecto a la
erradicación del hambre y la desnutrición en los países subdesarrollados.
El desarrollo agrícola que
se inició en Sonora, México, dirigido por Norman Borlaos en 1943, había sido juzgado
como un éxito por la Fundación
Rockefeller la cual trató de propagarlo a otros países. La Oficina de
Estudios Especiales en México se convirtió en una institución informal de
investigación internacional en 1959, y en 1963 se convirtió formalmente en el CIMENTÓ, Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo
La
revolución afectó, en distintos momentos, a todos los países y puede decirse
que ha cambiado casi totalmente el proceso de producción y venta de los
productos agrícolas.
Los
aspectos negativos no tardaron en aparecer: problemas de almacenaje desconocidos
y perjudiciales, excesivo costo de semillas y
tecnología complementaria, la dependencia tecnológica, la mejor adaptación de
los cultivos tradicionales eliminados o la aparición de nuevas plagas. Por
esto, la Revolución Verde fue muy criticada desde diversos puntos de vista que
van desde el ecológico al económico, pasando por el cultural e incluso
nutricional.
Los
beneficios traídos por la mejora agrícola de la llamada Revolución Verde son
indiscutibles, pero han surgido algunos problemas. Los dos más importantes son
los daños ambientales, de los que trataremos con más detalle a continuación, y
la gran cantidad de energía que hay que emplear en este tipo de agricultura.
Para mover los tractores y otras máquinas agrícolas se necesita combustible;
para construir presas, canales y sistemas de irrigación hay que gastar energía;
para fabricar fertilizantes y pesticidas se emplea petróleo; para transportar y
comerciar por todo el mundo con los productos agrícolas se consumen
combustibles fósiles. Se suele decir que la agricultura moderna es un
gigantesco sistema de conversión de energía, petróleo fundamentalmente, en alimentos.


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